Se observan eritrocitos (glóbulos rojos), leucocitos (glóbulos blancos) y plaquetas.
Eritrocitos: son muy abundantes, de 6 a 8 μm, anucleados, redondeados y a veces con un centro más claro (disco bicóncavo).
Leucocitos: son redondeados y mucho menos abundantes.
Neutrófilos: Los más abundantes. Poseen un núcleo multilobulado (3 a 5 lóbulos) de cromatina densa, citoplasma claro con granulaciones que no suelen teñirse. Los neutrófilos más jóvenes (neutrófilos en banda) poseen un núcleo en forma de herradura.
Eosinófilos: son escasos, tienen un núcleo bilobulado y granulaciones citoplasmáticas eosinófilas muy grandes (hasta 2 µm).
Basófilos: son escasos. Poseen un núcleo de lobulación variable y granulaciones citoplasmáticas basófilas pequeñas que tapan el núcleo.
Linfocitos: Por su tamaño se los clasifica en pequeños, medianos y grandes. Poseen la más alta relación núcleo/citoplasma. Su núcleo es redondo de cromatina densa y está rodeado de escaso citoplasma basófilo pálido, que carece de granulaciones específicas
Monocitos: son los leucocitos más grandes. Su núcleo tiene forma variable, por lo general arriñonada, con bordes angulosos, cromatina laxa y nucléolo evidente. El citoplasma se tiñe basófilo claro con vacuolas claras.
Plaquetas: son pequeños fragmentos citoplasmáticos (2-4 µm). Suelen agruparse formando conglomerados. Adoptan una coloración basófila pálida con granulaciones oscuras centrales.